Según las nuevas interpretaciones de la ciencia histórica, la prehistoria es un término carente de significado real en el sentido que fue entendido por generaciones. Si se considera a la Historia, tomando la definición de Marc Bloch, como el «acontecer humano en el tiempo», todo es Historia existiendo el ser humano, y la prehistoria podría, forzadamente, solo entenderse como el estudio de la vida antes de la aparición del primer homínido en la tierra.
Por diversas razones (variaciones en la inclinación del eje de rotación de la Tierra, cambios en la órbita terrestre, ciclos polares...) el clima de la Tierra ha ido variando, hasta donde sabemos, desde el Precámbrico. Entre estos cambios las denominadas glaciaciones del período Cuaternario son los mejor conocidos. Hasta hace pocos años se suponía que en Europa, Norteamérica y Asia Central hubo largos períodos en los que el clima se parecía al que hay ahora en Siberia, Groenlandia o Alaska —es decir, una temperatura media 10 o 12 grados más baja que la actual (glaciaciones)—, durante los cuales se vivía en condiciones similares a las actuales de los lapones o esquimales. Estos momentos se alternaban con los interglaciares en los que el clima era tan templado como el de hoy en día.